miércoles, 22 de mayo de 2013

24ª etapa: León


Por segunda vez durante este viaje he decidido tomarme un día de descanso. En este caso casi obligado por la juerga de ayer en The Wall, un bar de copas del Húmedo regentado por el Johny, un amigo de David a quien ya tuviera el placer de conocer en Estocolmo. Coincidí con David estudiando un año en la capital sueca. Bueno, lo de estudiando es una manera de hablar. David es el perejil de todas las salsas. Una fiesta sin él es como un jardín sin flores. Tiene un gran don de gentes y durante nuestra estancia en Estocolmo vino mucha gente de España a visitarle. Entre esos muchos vinieron su hermano Óscar y el Johny, con los que trabé cierta amistad. Se lo pasaron tan bien que se quedaron con nosotros un mes. Guardo unas cuantas anécdotas divertidas de aquellas semanas. Johny es pequeñito pero muy "echao pa' alante" y hubo que pedirle que se calmara en alguna ocasión, como cuando se dirigió a voz en grito a un par de finlandesas, conocidas popularmente como las "mantis religiosas", diciéndoles que "las iba a poner a las dos de verano" (sic). Las "mantis", que por decirlo en plan fino, eran algo voluminosas, y recibían el apelativo por su destreza para atrapar a incautos estudiantes en las fiestas de la Universidad, miraron al Johny, esbozaron una sonrisa, y acto seguido empezaron a contornear sus lustrosos cuerpos al tiempo que comenzaban a berrear el estribillo que popularizara la voluptuosa cantante italiana Sabrina a finales de los 80: "boys, boys, boys!!!"



Llegaríamos a eso de las ocho y media de la tarde a The Wall y nos hemos ido a las cuatro y media de la mañana, y no en perfecto estado de revista que digamos. Mal no lo hemos pasado, la verdad. Johny ha sido un excelente anfitrión y David ha animado bastante el cotarro, hasta el punto de que 24 horas después de haberle conocido, Zach, Ruta, Szilvia y compañía lo tratan como si hubieran caminado con él desde Roncesvalles. Estuvo bien la fiesta para conocer un poco más a mis nuevos amigos. Zach se sinceró conmigo y me confesó que el pasado mes de Enero tuvo un percance de salud que atribuye al estrés que le genera el trabajo y su modo de vida. La verdad que he conectado bastante rápido con el de Kentucky. Tenemos la misma edad y bastantes cosas en común, pese a haber nacido y habernos criado en lugares muy distantes del planeta. Al final, uno acaba por darse cuenta de que sus problemas, cualesquiera que sean, no difieren mucho de los que experimentan en otras latitudes. Que por diferencias que nos quieran vender, los seres humanos no somos tan distintos unos de otros. Si acaso esas diferencias las dan haber nacido en un sitio determinado u otro y tener las necesidades básicas cubiertas o no. No creo que tenga que venir ningún psicólogo a descubrirnos que el estrés por un determinado tipo de vida o la preocupación por la felicidad, eso tan en boga, no son más que problemas derivados de la abundancia. Nos hablarán de crisis, pero en el fondo estamos de puta madre, bastante mejor que millones que nos rodean. Y estar en una posición en la que tu futuro depende en buena medida de tus propias decisiones, en el ejercicio de tu libertad, es estar en una posición privilegiada de la que no todo el mundo disfruta.


Alyson y Hilly se retiraron pronto porque se alojaban en un albergue de monjas, sólo para féminas. Se excusaron con el resto de los chicos con los que vienen caminando, justificando este "apartheid" nocturno con el que les han castigado, en la hipotética locura que les sobrevendría si pasaban una noche más oyendo ronquidos masculinos. Las despedí deseándoles suerte y advirtiéndoles de que con la edad aprenderían que el ronquido no es patrimonio exclusivo del hombre. También se retiraron pronto el israelí Gahl, el americano Tim, oriundo de Kansas City, y el danés Thomas. Todos están en albergues y todos tienen hora de llegada. Günther, Zach y Michael han tenido más vista y se han quedado en hostales de los que pueden entrar y salir libremente. Y Ruta y Szilvia han aceptado gustosas la invitación de David para quedarse en su casa, así que ésa ha sido la alineación titular que ha aguantado hasta la hora de cierre.


A la hora de comer, cuando ya hemos sido personas, nos hemos juntado con David, que de manera heroica ha ido hoy a levantar el país, y con su hermano Óscar, a quien hacía días que no veía. Óscar se dedicaba a cometidos parecidos a los que a mi me ocupaban antes de aventurarme a recorrer el Camino, aunque más orientado al mundo de la empresa e instituciones públicas. Un día optó por aparcar aquello y dedicarse a temas más relacionados con el comercio justo y la cooperación internacional. A intentar, con su granito de arena, y desde su León natal, que la sociedad en la que vivimos sea un poco más equitativa. No hay que irse muy lejos para ayudar a los demás, y si queremos que las cosas cambien, ¿por qué no empezar por nosotros mismos y nuestro radio de acción más inmediato? - vendría a decir el leonés con su ejemplo. Óscar nos ha estado contando que es uno de los impulsores y colaboradores del Festival Mundo Ético que se celebra este fin de semana en León, y nos ha ido desgranando las diferentes actividades que tendrán lugar para intentar involucrar a cuanta más gente mejor, desde conciertos, hasta cine-forum, pasando por talleres diversos y actividades para los más pequeños. Tras el almuerzo, David y Óscar han vuelto a sus quehaceres y el resto de mochuelos a sus respectivos olivos. En mi caso concreto, a descansar un rato y a emplazar a la coreana Kim, de quien había recibido un mensaje anunciándome su llegada a León, a que nos viéramos en The Wall a eso de las ocho y media.




Kim se ha alegrado mucho de vernos a David y a mi en el Bar del Johny. En atención a nuestra ayuda durante la operación rescate en Reliegos, nos ha dado un regalo a cada uno. El mío ha sido un pequeño pin con la flecha amarilla típica del Camino de Santiago que guía a todos los peregrinos, y a David una pluma. Sin entrar a valorar la carga emocional de ambos regalos, yo creo que el tamaño del de David tiene que ver con la aparición de su coche en la ecuación, sin cuyo concurso, y por muy buena voluntad que yo pudiera haber demostrado, no habríamos salido del atolladero. Johny le ha servido a Kim una copa de vino blanco y a nosotros sendas cervezas. La coreana nos ha confesado que somos sus primeros amigos no-coreanos y nos ha hecho grabar un vídeo a cada uno presentándonos, vídeo que después ha colgado en Facebook, para deleite de sus amigas. Una de ellas, como si no existieran hoy en día traductores fiables de todos los idiomas, no ha tenido reparo en dejar un consejo para Kim en el apartado reservado a comentarios que acompaña mi vídeo: "es demasiado mayor para ti".

Con esta historia de los vídeos, imagino que a esta hora, David y yo, seremos ya "trending-topic" en Corea. Por si había dudas, para cenar hemos pedido un japonés y Kim me ha hecho una foto cogiendo los palillos que usan los orientales para comer. La forma en que los sostengo debe ser para ella como si para mi un coreano agarrara el tenedor por la parte de los dientes. Le ha hecho mucha gracia y no ha tardado en colgar la foto en Facebook para regocijo de sus seguidores, que a buen seguro estarán aplaudiendo con las orejas la ración doble de excentricidades europeas que Kim les está brindando hoy. La verdad que esto de que seamos sus primeros amigos no-coreanos no me sorprende, porque entre la barrera del idioma y su natural timidez, no suele ser fácil entablar relación con ellos. Ahora bien, una vez que se hace el esfuerzo por ganarse su confianza y te olvidas del desagradable ruido que hacen al sorber los fideos, la recompensa merece la pena, y uno descubre a unas gentes, por lo general entrañables, y de una inocencia, en el buen sentido de la palabra, difíciles de encontrar hoy en día. Les había agarrado algo de manía a los coreanos tras nuestra injusta eliminación en el Mundial de Corea y Japón allá por 2002 y la aparición del Gangnam style más recientemente, y la verdad que me la voy a tener que envainar una vez más, y van ya unas cuantas, durante este Camino.

















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